Cada vez que cruzabas la puerta para irte moría de miedo, miedo de que encontraras a otra mucho mejor que yo, a alguien que en verdad te mereciera, a alguien que te hiciera mucho más feliz que yo, pero en vez de eso, siempre volvías diciéndome cosas hermosas, abrazándome y haciendo que me sintiera mejor conmigo misma;Cada vez que siento esas inseguridades crecer en mi piel, cierro los ojos con fuerza y me acuerdo de aquel día donde me dijiste que jamás, jamás me querías perder.
jueves, 29 de septiembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario